La adolescencia es un momento en el que los jóvenes enfrentan desafíos emocionales y sociales, cambios físicos y hormonales que pueden causar un estado mental sensible. Este periodo difícil de la vida ha empeorado por condiciones nuevas, especialmente la pandemia. 

Algunos factores que contribuyen a la salud mental son la exposición a presiones en lo académico, las altas expectativas de sus padres, o la presión social. La presión externa puede causar sentimientos de inestabilidad. Las señales como cambios en participación de eventos sociales, cambios en la forma de alimentarse o dormir, preocupaciones excesivas, cambios abruptos en el desempeño escolar, entre otros factores, pueden ser relacionadas con algún problema en la salud mental. 

Tener conversaciones sobre salud mental pueden ser incómodas y delicadas, por eso es importante buscar apoyo de diferentes personas y de varias maneras. Estas conversaciones son cruciales cuando los síntomas son graves o afectan la vida diaria significativamente. 

Se ha recorrido un largo camino trabajando para que no se estigmatice los problemas de salud mental. Aunque todavía falta mucho, se ha avanzado y esto es esperanzador. La salud mental es tan importante como la salud física, ambas están relacionadas, por lo que es muy importante no sentir vergüenza ni miedo. 

Existen varios recursos y opciones para buscar ayuda, los profesionales de salud mental en su gran mayoría son cubiertos por los seguros médicos. Fuera de eso existen grupos de apoyo, prácticas de relajación, y conversaciones con amigos y familiares de confianza. Si estás pasando un tiempo difícil, sintiéndote distinto o tal vez inestable, es esencial tomar tiempo para descansar, reflexionar y buscar la ayuda necesaria. 

En la escuela contamos con profesionales de salud mental, trabajadores sociales, psicólogos o consejeros. Ellos pueden ser un primer paso para tratar cualquier tema. No olvides que hay varias opciones para navegar por situaciones difíciles y asegúrate de buscarlas si las necesitas.