Jorge Mario Bergoglio, conocido en todo el mundo como el papa Francisco, hizo historia en marzo de 2013 al convertirse en el primer papa latinoamericano. Tras su fallecimiento el pasado 21 de abril, su legado de compasión y justicia resuena con más fuerza que nunca.
El papa era tremendamente querido por su cercanía con la gente y su enfoque en las necesidades de los marginados. Por ello, la comunidad católica se vio apesadumbrada cuando un derrame cerebral le arrebató la vida un lunes a las 7:35 de la mañana.
En América Latina, se desencadenó una ola de angustia particular, con misas y conmemoraciones en diferentes países. En Argentina, su país natal, se decretaron siete días de duelo nacional. El Obelisco de Buenos Aires fue iluminado con su imagen y la frase “Recen por mí”, mientras que en la Basílica de San José de Flores, donde Francisco comenzó su camino sacerdotal, se celebraron misas en su honor durante toda la semana. Además, el municipio de Almirante Brown rindió homenaje al pontífice con un mural conmemorativo en la Plazoleta del Bombero. Incluso el presidente argentino, Javier Milei, quien había sido crítico del pontífice en el pasado, lo despidió con palabras emotivas, llamándolo “el argentino más importante de la historia”.
En México, miles de fieles se congregaron en la Basílica de Guadalupe para rendir homenaje al papa Francisco. La misa, convocada por el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, desbordó la capilla Mariana, la principal del templo, donde en 2016 Francisco ofició una misa ante 50,000 personas. Los asistentes expresaron su dolor por la pérdida del pontífice, cuya figura sigue siendo profundamente significativa para el pueblo mexicano.
En Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva decretó siete días de luto y destacó que el papa “buscó incansablemente traer amor donde había odio”. En Chile, el presidente Gabriel Boric lamentó la pérdida y decretó tres días de duelo nacional. El presidente de Bolivia, Luis Arce, lo describió como “un fiel amigo de la Patria Grande y un ferviente defensor de los más vulnerables”.
En definitiva, el Papa Francisco logró conectar profundamente con los pueblos latinoamericanos, quienes vieron en él a alguien que no solo predicaba los valores cristianos, sino que también luchaba por la justicia social y la igualdad. Fue un pontífice que llegó al corazón de creyentes y no creyentes por igual, y cuyo legado será venerado por generaciones enteras. •